LA SANTA MISA, ALABANZA Y GLORIA DEL HIJO AL PADRE
P. César A. Dávila G.
La alabanza única y la alabanza total,
la alabanza plena que recibe el Padre
es la alabanza de su propio Hijo,
la Gloria que le da su propio Hijo,
porque esa alabanza, esa Gloria, esa acción de gracias
en este caso es ya de igual a igual.
De un Dios hecho Hombre a un Padre Inmanifestado.
De un Hijo eterno a un Padre eterno.
De un Hijo Omnipotente a un Padre Omnipotente.
De un Hijo lleno de Gloria a un Padre lleno de Gloria.
De un Hijo en el cual está toda Felicidad
a un Padre que es también la fuente de toda Felicidad.
Esa Alabanza y esa Gloria es pues de igual a igual.
Y esa misma Alabanza esa misma Gloria
es la que damos nosotros a través de la Santa Misa,
porque la Santa Misa no es otra cosa que la oración de Cristo actualizada
por medio de las palabras sacramentales de la Consagración,
actualizada hecha presente en medio de nosotros y ofrecida por Cristo al Padre,
por eso tiene tanta eficacia la Santa Misa
porque como digo es la misma oración de Cristo al Padre.
Esta oración que se actualiza en el tiempo,
esta presencia de Cristo que se actualiza en la Santa Misa, esta presencia de Cristo,
esta actualización de su presencia esa es la que se presenta y se ofrece al Padre Celestial.
Por eso nosotros cuando participamos de la Santa Misa
no hacemos otra cosa que ofrecer ese mismo sacrificio de Cristo, esa misma oración de Cristo,
ese mismo acto litúrgico de Cristo al Padre y unirnos a Él
y así ese sacrificio resulta de una eficacia total, de una eficacia plena.
Por eso cuando nosotros comprendemos lo que significa la Santa Misa
no podremos dejar de asistir nunca
y de esa fuente recibiremos tantas bendiciones de Dios Nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario